lunes, 11 de marzo de 2013

Arte y sensibilidad

     Hace unos días leí un artículo que me dio mucha rabia, sobre todo, porque es cierto y es una pena. La mayoría de la gente, cuando va a un museo, prefiere ver algo clásico y figurativo a algo creado en su propia época. Los comentarios como "eso lo pinta mi niña de tres años" son tan habituales de escuchar en las exposiciones de arte actual que dan ganas de decir aquello que decía mi profesora de arte de COU: "las margaritas no son para los cerdos".

     Y es que quizá el problema sea ese. Quienes nos tendrían que haber enseñado a apreciar y entender el arte nos convencieron en su momento de que eso es solo para minorías. Así que la gente ve perros, ve gatos y ve bodegones, ve mujeres desnudas y santos y mártires y creen que eso lo entienden, pero no saben realmente lo que significa porque no conocen la iconografía, se quedan en la técnica del realismo, la perspectiva, el claroscuro... pero no ven esas obras desde la mentalidad de la época en que fueron ejecutadas. Luego van a ver una exposición de arte contemporáneo, cuyo mensaje, cuyo trasfondo, es mucho más cercano a nosotros, o debería serlo. Muchas de estas obras no están tan centradas en una técnica depurada como en transmitir un mensaje, pero el mensaje no llega porque el visitante no es capaz de ver más allá de sus narices y tampoco es culpa suya. 

     Recuerdo que un profesor mio de literatura escribía en uno de los semanarios especiales del Heraldo, el Heraldo Escolar. Nos propuso que escribiésemos algo para publicar en el Heraldo, lo que quisiéramos. Yo le presenté unas poesías -bastante malas debo añadir- y él las rechazó explicándome que una obra literaria o de cualquier otro tipo solo es buena si la gente entiende lo que quieres transmitir con ella. Al cabo de unos años me encontré esas poesías en una carpeta y las leí, fue entonces cuando comprendí lo que me había dicho mi profesor, ni yo misma entendía que había querido decir en el momento en que había escrito aquello ni siquiera contextualizando en mi memoria los motivos que me habían llevado a escribir esas líneas. 

     Pero esto no significa que cada vez que no entendamos una obra contemporánea el artista no haya sabido transmitir su mensaje. En la época que nos encontramos muchas veces el mensaje es simplemente ver como reacciona la gente ante tu obra. Otras veces el mensaje es el del arte por el arte. No tiene porqué gustarnos, pero es sin duda un mensaje. El problema es que no estamos sensibilizados para entenderlo. Nos han programado para que valoremos la técnica porque en clase de dibujo y manualidades nos han premiado cuando hemos copiado bien la lámina de dibujo y nos han puesto mala nota cuando hemos manchado de tinta la lámina porque nos sudaban las manos al usar los grafos en dibujo técnico. Así que estamos mentalmente programados para que solo nos gusten obras figurativamente muy elaboradas y de costosa ejecución aunque no tengamos ninguna idea de que es lo que nos están contando porque están totalmente descontextualizadas. De esto también tiene mucha culpa y un profesorado inadecuado que transmite a sus alumnos el mensaje equivocado. 

    No voy a meterme hoy con el tema de la enseñanza, tal vez lo haga o no en otro momento, aunque hay otros blogs más especializados que el mio para tratar ese tema con  mayor profundidad. Lo que si voy a hacer es subir algo que yo he diseñado y esperar que, contextualizando en la era que nos ha tocado vivir, los que leáis este post seáis capaces de entender.


      

No hay comentarios:

Publicar un comentario